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Alimentos, Acreedor de. No Afecta su Interés Jurídico la Adjudicación e Inscripción en el Registro Público de la Propiedad de un Inmueble, en un Juicio Hipotecario en Favor del Acreedor de esta Naturaleza (Legislación del Estado de Puebla). |
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De acuerdo con lo dispuesto por el artículo 2887 del Código Civil del Estado de Puebla, en tratándose de un crédito hipotecario, el acreedor de esta naturaleza tiene preferencia para el pago de su crédito, sobre cualquier otro acreedor, por disposición de la ley, pues así lo establece dicho precepto; inclusive, no está obligado a entrar al concurso de acreedores, ya que el artículo 2971 del mismo código, define que los acreedores hipotecarios no entrarán en concurso, y pueden deducir las acciones que les competen en virtud de la hipoteca, en el juicio respectivo, a fin de ser pagados con el valor de bienes que garanticen sus créditos; inclusive los acreedores hipotecarios tienen preferencia sobre los créditos de alimentos, porque no existe precepto alguno en contrario, en el que se establezca que los alimentos tienen preferencia sobre cualquier otro crédito. Aún más, por el contrario, en el capítulo de graduación de acreedores que se contiene en el Código Civil en cita (artículos 2959 a 2984), se establece quiénes son los acreedores preferentes, sobre determinados bienes, y se advierte en el artículo 2980 que tienen en primer lugar preferencia los adeudos fiscales, con el valor de los bienes que los hayan causado, y después de otros ocho acreedores preferentes en su orden, aparecen en décimo lugar los créditos anotados en el Registro Público de la Propiedad en virtud de mandamiento judicial por embargos, que es la hipótesis en la cual se ubican los embargos por alimentos, pues el embargo deriva de un mandamiento judicial, sin que interese que sea por alimentos, porque en las ocho fracciones anteriores no aparecen los créditos para garantizar alimentos. Además, para que jurídicamente pudiera admitirse lo contrario, o sea, que los créditos de alimentos tienen preferencia en el pago sobre cualquier otro crédito es indispensable un texto expreso de la ley que así lo establezca, como el referente a los salarios de los trabajadores, o a la protección del patrimonio familiar, que se contienen en el artículo 123, apartado A, fracciones XXIII y XXVIII, de la Constitución. Cabe agregar que el artículo 507 del Código Civil del Estado de Puebla, sólo establece que el deudor alimentario deberá asegurar, conforme al artículo 31 el pago de los alimentos; y este último precepto establece la forma en que puede otorgarse la garantía; pero ninguno de esos preceptos establece que los créditos alimenticios tengan preferencia sobre un crédito hipotecario. Sostener lo contrario, equivaldría a minar y desorganizar el sistema de crédito inmobiliario, y a dar margen a multitud de litigios simulados por alimentos. En conclusión, si el acreedor hipotecario, para hacer efectivo su crédito, no tiene necesidad de llamar al juicio que promueva a otros acreedores interesados, y el acreedor de alimentos no tiene preferencia en el pago, aun cuando tenga, para garantizar los alimentos un embargo en su favor sobre el mismo bien hipotecado; por ende, a éste no le irrogan agravio alguno los actos de adjudicación e inscripción del bien inmueble en el Registro Público de la Propiedad en favor del acreedor hipotecario, decretados en un juicio de esta naturaleza, pues no tiene ningún derecho tutelado por alguna norma legal para poder intervenir en los actos que se realizan en un juicio hipotecario en el que es ajeno, por ende, carece de interés jurídico, por lo que es incuestionable que los actos que reclama no pueden afectar un interés jurídico inexistente, y en consecuencia se actualiza la causa de improcedencia prevista en el artículo 73, fracción V, de la Ley de Amparo.
CUARTO TRIBUNAL COLEGIADO DEL SEXTO CIRCUITO.
Novena Época:
Amparo en revisión 281/98. Luis Raúl Vázquez Juárez y otro. 19 de junio de 1998. Unanimidad de votos. Ponente: Tarcicio Obregón Lemus. Secretario: José Luis Vázquez Camacho.
Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Tomo VIII, Agosto de 1998, Página 818, Cuarto Tribunal Colegiado del Sexto Circuito, Tesis VI.4o.20 C.
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Defensores, Indebida Actuación de los. No Reparable en Amparo. |
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La inactividad de un defensor durante el proceso o la indebida actividad del mismo, no son actos que se puedan atribuir a la autoridad instructora que pueda repararse en el juicio de garantías, en todo caso, podría ser motivo de responsabilidad para dicho defensor; ya que el hecho de que el defensor, ya sea de oficio o particular en primera instancia, no haya aportado ningún elemento de descargo en favor del acusado, ni haya actuado correctamente procurando la absolución de su defenso, dicha posición resulta intrascendente para fundamentar sentencia de amparo, en virtud de que no es facultad del juzgador, analizar la forma o términos de actuar de cada defensor, sino únicamente vigilar que todo inculpado cuente con uno, y cumplir así con lo establecido en la propia constitución; por lo cual, si en la especie se advierte claramente que el quejoso estuvo asistido desde su consignación, de un abogado defensor, hasta el momento de dictar sentencia definitiva, habiéndose cumplido con los derechos inherentes a todo procedimiento, incluyendo una defensa, resulta por tanto irrelevante que se reclame ahora, indebida o inadecuada actitud del defensor, ya que como se dijo con antelación, tales posturas no son actos atribuibles a la autoridad responsable que pueda ser reparado en el juicio de amparo.
SEGUNDO TRIBUNAL COLEGIADO DEL QUINTO CIRCUITO.
Octava Época:
Amparo directo 206/92. José Luis Cuén Molina. 26 de junio de 1992. Unanimidad de votos. Ponente: Adán Gilberto Villarreal Castro. Secretario: Edna María Navarro García.
Semanario Judicial de la Federación, Tomo X, Octubre de 1992, Página 311, Segundo Tribunal Colegiado del Quinto Circuito. |
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Profesional, Ley del Ejercicio, Para el Estado de Baja California. No Deroga los Preceptos del Código Civil, referidos al Mandato Jurídico. |
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La Legislatura del Estado de Baja California, conforme con el artículo 4o. de la Constitución de los Estados Unidos Mexicanos, tiene las facultades para determinar cuáles son las profesiones que necesitan título para su ejercicio y las condiciones que se deben llenar para obtenerlo. En uso de esa facultad, la citada legislatura expidió la Ley Reglamentaria del Ejercicio Profesional para el Estado de Baja California, que al través del artículo 3o. establece como profesión que necesita título para su ejercicio la de abogado y licenciado en derecho. Del contenido de las disposiciones que forman el título noveno, capítulo V, del Código Civil aplicable al Estado de Baja California, referentes al mandato jurídico, resulta que el ejercicio del mandato jurídico implica la comparecencia en juicio a nombre y en defensa de intereses ajenos, que hace una persona denominada procurador o abogado. En tales circunstancias, los preceptos del Código Civil que regulan el mandato jurídico no resultan derogados por la expedición de la Ley Reglamentaria del Ejercicio Profesional que se combate, antes bien regulan el ejercicio de ese contrato de mandato especial para que sea llevado a cabo en bien del interés general por profesionales de la materia, denominados abogados o licenciados en derecho, en garantía del pueblo y del profesionista, porque éste tiene una situación de responsabilidad y de cumplimiento de deberes sociales derivados de su carácter técnico y queda sujeto a un estatuto especial que garantiza su carácter de trabajador especializado.
Séptima Época:
Amparo en revisión 3459/61. Arturo Bejarano Barraza. 7 de septiembre de 1971. Unanimidad de diecisiete votos. Ponente: Euquerio Guerrero López.
Volumen 21, página 41. Amparo en revisión 3713/63. Alejandro Bustamante. 7 de septiembre de 1970. Unanimidad de veinte votos. Ponente: Ramón Canedo Aldrete.
Semanario Judicial de la Federación, Tomo 33 Primera Parte, Página 27, Pleno.
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Abogados sin Título, Fraude Cometido por Los. |
Si el acusado, sin ser licenciado en derecho, hizo incurrir en error a la víctima, de creerlo experto en asuntos judiciales, y aprovechándose de ello se hizo ilícitamente de numerario al comprometerse a obtener un divorcio que nunca gestionó, su conducta se adecuó a la descripción del tipo, sin que se liberara de culpabilidad, por haber aducido que el asunto se lo pasó a un abogado titulado, al omitir demostrarlo, máxime que en el supuesto, su responsabilidad sería por coparticipación.
Sexta Época:
Amparo directo 3930/62. Jesús M. Hernández Fernández. 7 de agosto de 1963. Unanimidad de cuatro votos. Ponente: Agustín Mercado Alarcón.
Semanario Judicial de la Federación, Tomo Segunda Parte, LXXIV, Página 9, Primera Sala.
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Abogado, Delito de. |
Si el abogado quejoso le ofreció a la arrendadora de un inmueble encargarse del cobro de las rentas atrasadas, no obstante que era el apoderado de la deudora, y la arrendadora fue al bufete del acusado y viendo que éste hacía el escrito de demanda a nombre de otro abogado, le sugirió que mejor pusiera a un tercero y así se procedió, y cobro honorarios a la arrendadora, de tales elementos se desprende que ellos constituyen pruebas bastantes para que la autoridad responsable tuviera por demostrado el cuerpo del delito previsto y penado por el artículo 232, fracción I, del Código Penal del Distrito Federal, y las mismas constancias acreditan plenamente la responsabilidad del acusado.
Sexta Época:
Amparo directo 8038/59. Melesio Ortega Castro. 30 de septiembre de 1960. Unanimidad de cuatro votos. Ponente: Carlos Franco Sodi.
Semanario Judicial de la Federación, Tomo Segunda Parte, XXXIX, Página 9, Primera Sala.
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Usurpación de Profesión. Abogacía |
Es correcta la resolución que establece el juicio de la autoridad responsable al tener por establecida la certeza del delito de usurpación de profesión que describe el artículo 250, fracción II, del código, y por comprobada, asimismo, la responsabilidad penal del acusado, si éste, sin tener título profesional o autorización para ejercer la profesión de abogado práctico, venia desplegando actividades propias de tal profesión; sin que sea óbice la afirmación del quejoso y lo releve del dolo penal con que procedió, el que afirme en descargo que su comportamiento no puede ser constitutivo del delito de usurpación de profesión, por cuanto había presentado solicitud en la dirección general de profesiones, para ejercer como abogado; ni obsta la circunstancia de que dicha dependencia no hubiera resuelto la solicitud de referencia en un sentido o en otro, si se atiende al hecho probado de que dicha dependencia manifiesta que, en efecto, el quejoso presentó solicitud para ejercer como abogado práctico, pero que no le había sido concedida autorización para ejercer tales actividades, por no haber dado cumplimiento a los diversos requisitos que la ley establece.
Sexta Época:
Amparo directo 3595/58. José María León. 16 de enero de 1959. Unanimidad de cuatro votos. Ponente: Luis Chico Goerne.
Semanario Judicial de la Federación, Tomo Segunda Parte, XIX, Página 224, Primera Sala. |
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